El sistema más usado para generar energía nuclear utiliza el
uranio como combustible. En concreto se usa el isótopo 235 del uranio que es
sometido a fisión nuclear en los reactores. En este proceso el núcleo del átomo
de uranio (U-235) es bombardeado por neutrones y se rompe originándose dos
átomos de un tamaño aproximadamente mitad del de uranio y liberándose dos o
tres neutrones que inciden sobre átomos de U-235 vecinos, que vuelven a
romperse, originándose una reacción en cadena.
La fisión controlada del U-235 libera una gran cantidad de
energía que se usa en la planta nuclear para convertir agua en vapor. Con este
vapor se mueve una turbina que genera electricidad.
El mineral de uranio se encuentra en la naturaleza en
cantidades limitadas. Es por tanto un recurso no renovable. Suele hallarse casi
siempre junto a rocas sedimentarias. Hay depósitos importantes de este mineral
en Norteamérica (27,4% de las reservas mundiales), Africa (33%) y Australia
(22,5%).
El mineral del uranio contiene tres isótopos: U-238 (9928%),
U-235 (0,71%) y U-234 (menos que el 0,01%). Dado que el U-235 se encuentra en
una pequeña proporción, el mineral debe ser enriquecido (purificado y
refinado), hasta aumentar la concentración de U-235 a un 3%, haciéndolo así
útil para la reacción.
El uranio que se va a usar en el reactor se prepara en
pequeñas pastillas de dióxido de uranio de unos milímetros, cada una de las
cuales contiene la energía equivalente a una tonelada de carbón. Estas
pastillas se ponen en varillas, de unos 4 metros de largo, que se reúnen en
grupos de unas 50 a 200 varillas. Un reactor nuclear típico puede contener unas
250 de estas agrupaciones de varillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario